Antes que fueran creados la tierra, el mar y los cielos, todas las cosas tenían el mismo aspecto, al que llamaban Caos, una masa confusa y sin forma, un peso muerto en el cual, sin embargo, estaban las semillas de las cosas. Como la Tierra, el Aire y el Agua estaban mezclados, la tierra no era sólida, el mar no era fluido ni el aire transparente.
Dios y la Naturaleza pusieron fin al desorden, separando la tierra del mar y al cielo de ambos dos. Luego, Dios y la Naturaleza se las arreglaron para disponer mejor la Tierra y distribuyeron los ríos, las montañas y las bahías, dibujaron los valles, los bosques y las planicies. El aire se esclareció y las estrellas fueron apareciendo. Los peces tomaron posesión del mar, los pájaros del aire y las bestias de cuatro patas se apropiaron de la tierra.
Pero era necesario un animal más noble, y entonces se hizo al Hombre. Prometeo tomó un poco de tierra, donde todavía se mezclaba con un poco de cielo, y mojándola con un poco de agua, moldeó en el barro al hombre, haciéndolo a imagen de los dioses, erguido, para que al revés de los otros animales, el hombre se levante hacia los cielos y observe las estrellas.
Prometeo entonces, para subsanar la situación, subió al cielo y, con la ayuda de Atenea, encendió su antorcha en el carro del Sol, y le regaló el fuego a los hombres. Este don hizo al hombre mucho más que todos los animales. El fuego permitió al hombre fabricar armas para vencer a los animales y herramientas para cultivar la tierra, pudo calentar su casa para independizarse del clima, y finalmente introdujo las artes y la moneda, lo que significa intercambio y comercio.
En la mitología griega, Prometeo era un Titán hijo de Jápeto y Asia. Hermano de Atlas, Epimeteo, y Menecio, era el más listo de ellos, y no temía a los dioses.
Prometeo era un aliado de los hombres y urdió un plan para engañar a Zeus, cuando realizaron el sacrificio de un enorme buey, que debía ofrendar a los dioses. Lo dividió en dos partes, colocando en una la piel, carne y vísceras, ocultas dentro del vientre, en la otra mitad, colocó los huesos y los cubrió de grasa.
Dio a Zeus para que eligiera la parte que los dioses comerían. Zeus cayó en la trampa y eligió la parte que tenía los huesos, lo cual llenó al dios de cólera. (Desde entonces, los hombres queman los huesos en los sacrificios y comen la carne).
Frente al engaño, Zeus tomó venganza privando a los hombres del fuego. Prometeo decidió solucionar esta injusticia y trepó al monte Olimpo para robar el fuego a los dioses, que les entregó en una cañaheja, con la que pudieron calentarse los humanos.
En venganza por la segunda ofensa, Zeus ordenó a Hefesto, la construcción de una mujer de arcilla llamada Pandora, como castigo por la ofensa de Prometeo. Epimeteo, el hermano de Prometeo, se enamoró de Pandora, quien venía dotada con un cofre conocido como la Caja de Pandora. Epìmeteo contrajo matrimonio con ella, a pesar de las advertencias de su hermano, sobre los regalos de los dioses.

Para vengarse de Prometeo, Zeus ordenó a Hefesto, la construcción de una mujer de arcilla, a la que dio vida y se la envió a Epimeteo, junto con una caja de regalo.
Pandora fue la primera mujer que existió, creada a imagen de las diosas, los demás dioses la dotaron con todas las cualidades, Afrodita le mandó otorgarle gracia y sensualidad, y a Atenea concederle el dominio de las artes relacionadas con el telar y adornarla, junto a las Gracias y las Horas con diversos atavíos, a Hermes le encargó sembrar en su ánimo mentiras, seducción y un carácter inconstante. Ello, con el fin de configurar un "bello mal", un don tal que los hombres se alegren al recibirlo, aceptando en realidad un sinnúmero de desgracias.
La Caja de Pandora contenía todos los males que harían sufrir al hombre, y junto con ellos, la esperanza aguardaba. Pandora abrió la caja y dejó escapar todos los males, pero capturó a la esperanza, que es el único consuelo que quedó para el hombre.
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